lunes, octubre 29, 2007

Llego tarde...

... al blog de Carson Ellis. Lo cerró a principios de septiembre; desde principios de año venía publicando allí una imagen al día, sacando así a la luz todos los dibujos, acuarelas y bocetos que había ido acumulando a lo largo de los últimos años.


Algunas de la obras que aparecen en el blog son ya conocidas por los que venimos admirando el talento de Carson desde hace tiempo (y también por los fans de los Decemberists, si es que una cosa no conlleva la otra); el resto sigue la misma (maravillosa) línea de siempre: el trazo claro, suave; los colores delicados; y sobre todo ese aire ingenuo, antiguo, a veces exótico. ¿Cómo hace esta mujer para que todas y cada una de sus imágenes, hasta las más simples (esas botas, o la vieja cámara de fotos), parezcan querer contarnos una historia? Son ilustraciones creadas para acompañar textos inexistentes, cuyo hilo argumental, apenas insinuado, debe ser tejido por el propio observador...


Pero, otras veces, la historia existe de verdad: muchas de las creaciones de la artista nacen como acompañamiento visual a las literarias canciones de su pareja, Colin Meloy. Aún más: recientemente, Carson ha ilustrado un libro infantil: The Misterious Benedict Society. Desconcozco si el texto merece o no la pena, pero me temo que un libro ilustrado por Ms. Ellis es demasiado tentador...

jueves, octubre 25, 2007

La memoria, la placidez

1) Vuelvo unos días a Sevilla. Hablo con mi madre; de muchas cosas: la comida holandesa, el precio de la vivienda, los asuntos del barrio; también de política, y de los comentarios de ciertos políticos, y por supuesto de aquél periodo de extrema placidez que yo no llegué a conocer, pero que para ella es una parte indisociable de su vida. Las personas estamos constituidas de sueños y de recuerdos; a medida que la edad avanza, los recuerdos van ocupando lentamente el hueco de los sueños; al final somos poco más que un recipiente repleto de memoria. La edad de mi madre hace que, aun manteniendo vivos ciertos sueños, vuelva con frecuencia la mirada al pasado.

Mi madre nació en el 37, en Extremadura; su memoria abunda por tanto en imágenes de la época de la placidez extrema: son los recuerdos de su infancia y retorna a ellos, se diría, con total naturalidad. Hablamos largamente sobre aquellos tiempos, y me cuenta, entre tantas otras cosas, de cómo unos guardias civiles mataron a un chico de 18 años, en la plaza del pueblo, delante de la iglesia del Cristo; en sus incursiones nocturnas, el chaval había conseguido hacerse con algunas bellotas y un haz de tarama para calentarse; vivía solo con su madre; el hermano era maqui. El cuerpo quedó tendido allí, sin vida, en medio de la plaza, como una señal o un aviso o una siniestra provocación. Era, como no podía ser de otra manera, una mañana de extrema placidez: la lluvia y el miedo ahogaban el llanto y el odio de los que contemplaban en silencio, inmóviles, la escena.

2) Aprovecho estos días en Sevilla para estar con mi padre. Mi padre tiene Alzheimer. Las personas estamos constituidas de sueños y de recuerdos; a medida que la edad avanza, los recuerdos van ocupando lentamente el hueco de los sueños; al final somos poco más que un recipiente repleto de memoria. A veces algo hace que ese recipiente se vaya vaciando poco a poco; quizá una pequeña fisura en sus paredes propicia que los recuerdos vayan escapando sin pausa; o puede suceder que sean los propios recuerdos los que se desvanezcan, que se difuminen hasta quedar reducidos a una nada borrosa. Creo que los antiguos griegos, tan dados a imaginar castigos divinos, no fueron capaces de elaborar un destino tan cruel.

Afortunadamente, en el caso de mi padre la enfermedad avanza lentamente. Él parece feliz, tranquilo, mantiene siempre un carácter apacible y buen humor, y eso es todo lo que podemos pedir. Hay, no obstante, algo terrible en el fondo de esta placidez. ¿Acaso no es una falsa placidez, una ilusión propiciada por el distanciamiento progresivo de la realidad, por la anulación de los recuerdos...?

viernes, octubre 19, 2007

Love of Diagrams

A veces un par de guitarrazos afilados es todo lo que uno necesita para sentirse a gusto.

miércoles, octubre 17, 2007

Sobre Schulz

1) Recordar es buscar una forma para los fantasmas que pueblan nuestra memoria: dotarlos de un cuerpo, un rostro, una voz, un olor. Las palabras son peligrosas aliadas en esta tarea. Mientras más detallados, más precisos sean nuestros intentos de describir fielmente esos rostros y esos cuerpos y esas voces, más lejos estaremos de retener esa maraña de sombras huidizas: hasta el punto de que un recuerdo puede desvanecerse para siempre si intentamos encerrarlo en una forma que, a pesar de su aparente certeza, no es la que en esencia le corresponde. Sólo un uso poético de la palabra puede acercarnos a esta materia difusa y escurridiza, imposible de aprehender de otra manera. A menudo, la única vía para captar la esencia de la realidad es desentenderse de las normas y las ataduras que impone la propia racionalidad; es decir, desentenderse de la lógica del lenguaje cotidiano. La esencia de los recuerdos escapa siempre a nuestro raciocinio, pues se ubica en el territorio del ensueño y de la intuición; para llegar allí, y mirar (simplemente mirar), hemos de usar el lenguaje del sueño, o de la fiebre.


2) Es difícil escribir algo mínimamente valioso sobre Bruno Schulz. Difícil porque en el fondo es innecesario, si no directamente imposible: a Schulz sólo cabe leerlo. Sus relatos gozan de ese estado de ensueño, de fiebre, que permite asomarnos más allá de la realidad cotidiana y captar ese algo más. Es inútil explicar las metáforas contenidas en su obra, pues no son metáforas: son imágenes puras, estampas alucinadas de un espacio interior, de unos recuerdos oscurecidos por el tiempo y que no podrían ser recuperados de otra forma. Hemos de respetar a Schulz cuando dice:

"Yo creo que cuando se quiere racionalizar la visión de las cosas que encierra una obra de arte se desenmascara a los actores, se pone fin al juego, se empobrece la obra. No es que el arte sea un logogrifo con clave y la filosofía el mismo logogrifo que habría encontrado la respuesta. La diferencia es más profunda. En una obra de arte, el cordón umbilical que la conecta con el conjunto de nuestros problemas no está aún cortado, la sangre del misterio circula aún por él, los vasos sanguíneos sumergen sus extremidades en la noche ambiente y retornan colmados de un líquido oscuro. En una interpretación filosófica no queda más que un esquema aislado del conjunto."

3) Tin Hat se han inspirado en la obra de Schulz para componer su último disco, The Sad Machinery of Spring. La música de Tin Hat es melancólica, apacible, evocadora... pero también compleja, fragmentada, poblada de rendijas que se abren a la improvisación y a lo inesperado. Pequeñas fracturas que, asomándose a través de la belleza más o menos convencional de las composiciones, dejan entrever otra belleza, más extraña, más pura, más real. Creo que no podría exisir un mejor acompañamiento musical a la obra de Schulz.



4) Mis ejemplares de "Las tiendas de canela fina" y "El sanatorio de la clepsidra" se encuentran a unos cuantos miles de kilómetros de distancia de donde me hallo. Dejaré pasar por tanto el impulso inicial de poner alguna cita textual (ya habrá otras ocasiones y otras excusas para volver a Schulz), y me limitaré a recopilar un par de enlaces: una breve selección de textos y dibujos del escritor; y una magnífica entrada del Giornale Nuovo. Navegando a partir de ahí, el lector curioso podrá encontrar, sin duda, más de lo que espera.

Paredes

Apunto aquí algunas opciones para decorar en un futuro las paredes de mi todavía hipotético apartamento:

1) Pegar unos "wall graphics" de Blik (en colaboración con Threadless)


2) Componer algún texto a base de las letras de Wonderful graffitti


3) Empapelar la pared con algo de The Collection


4) A falta de presupuesto, apañárselas uno mismo y fabricarse un stencil

jueves, octubre 11, 2007

Geografías

1) Por motivos que no vienen al caso, me veo obligado a pasar el otoño en Holanda, en un pequeño pueblo perdido entre la monotonía del paisaje y la monotonía del clima. Por motivos que no vienen al caso, preferiría no estar aquí. La consecuencia de los dos hechos anteriores es ésta: que el tiempo se ablanda, se expande en una masa informe y viscosa que lo impregna todo y que le añade a todo una gravidez y una textura distintas, peso excesivo, formas desdibujadas. A pesar de todo, es una situación que no deja de tener un cierto interés. En algunos momentos me parece estar librando una batalla absurda contra el tiempo, intentando rellenar infructuosamente el hueco de las horas con algo más que trabajo y pereza, nadando en un lodazal de minutos y días.


2) Tras cerca de tres meses sin conexión a internet, vuelvo a reencontrarme con la vieja rutina de los blogs. Ahora que estoy en un entorno extraño, el hecho de volver a recorrer a diario ciertas webs me provoca una sensación parecida a la de regresar al hogar. No es una exageración. La geografía virtual se superpone cada vez más a la geografía real para configurar nuestro espacio de la cotidianeidad. A diferencia de tantos y tantos espacios físicos por los que me veo obligado a pasar (aeropuertos; estaciones de tren, de autobús, de metro; centros comerciales, supermercados; entornos urbanos impersonales, vacíos, fallidos), muchos blogs y webs constituyen verdaderos lugares, rebosantes de vida, de ideas, de intercambios, de calor y de pasión.

Mumford dijo: "Acaso la mejor definición de la ciudad, en sus aspectos más elevados, consiste en decir que es un lugar destinado a ofrecer las mayores facilidades para la conversación significativa". Hemos de reconocer que la ciudad ha perdido en gran medida su capacidad para ejercer esta función, llenándose de no-lugares. O quizá lo que ocurre es que debemos cambiar nuestra noción de lo que es urbano: la ciudad ha dejado de ser un hecho exclusivamente físico para fundirse con lo virtual. Apuntemos aquí la necesidad de profundizar en nuestro conocimiento de estas nuevas geografías inmateriales, geografías de la información pero también de la comunicación y del afecto.

3) Geografías virtuales y geografías imaginarias. En una de mis recientes escapadas a París, pasé por la Librería Española (ahora en la calle Littré, número 7) y compré dos libros: "El libro de los seres imaginarios" de Borges, y la "Breve guía de lugares imaginarios", de Alberto Manguel y Gianni Guadalupi. Busco en la literatura los lugares que no encuentro en mi entorno real. En la "Breve guía..." encuentro, por ejemplo, el País de los Encajes, descrito por Alfred Jarry (Gestes et Opinions du Docteur Faustroll, Pataphysicien. Roman Néo-Scientifique, París, 1911):

"Reino insular situado a unas seis horas de la Isla de Her. A medida que el viajero se va acercando a la isla, aparece ante sus ojos una región de una luz deslumbrante recortada contra las sombras. Dicen que el violento y repentino contraste es tan fuerte como el que provocó el nacimiento de la luz el primer día de la Creación.

El rey de los Encajes devana esta luz brillante y teje cuadros de vírgenes, joyas, pavos reales y figuras humanas que se entrelazan como en las danzas de las jóvenes del Rin. Motivos nítidos se dibujan contra la oscuridad absoluta del aire como las formas que en las ventanas pinta la escarcha, para desaparecer luego entre las sombras."
(He estado paseando a orillas del Rin. La luz era mortecina, y no había ni rastro de las muchachas danzantes... He vuelto a casa y me he sumergido de nuevo en las páginas del libro...)