Tríptico críptico
1) Las babas le corren barbilla abajo: primero un hilillo luego es como una fuente la boca un río que se desborda; una inundación de babas blancas, babas viscosas que invaden la sábana la almohada la ropa; observo como las babas avanzan me persiguen me alcanzan me golpean me aturden; estamos atrapados entre las babas, estamos pegados, no hay forma de escapar, las babas llenan la habitación cubren la puerta y las ventanas; no hay más que babas, babas para siempre jamás; ya no hay agobio ni preocupación: sólo las babas, la paz pegajosa y blanca de las babas.
2) Entonces le descerraja un tiro en la barriga, así sin más; un grito ahogado y al momento el chorro negro que la mano inútil no logra contener, un chorro negro que cae por la ropa que tiñe el suelo de una oscuridad pringosa que repta y avanza de forma caótica sobre las baldosas y no para hasta alcanzar los zapatos del otro: mierda, dice, es tinta, qué carajo, puta tinta china, y los zapatos recién a estrenar.
3) Se va corriendo hacia una esquina del cuarto, sollozando, no es justo, no es justo; él la observa con fastidio, vamos, tampoco es para tanto, no hay que exagerar; y ella en el rincón con las manos tapándose la cara porque le da vergüenza llorar delante del otro, oye, perdóname no pretendía, déjame en paz, ven aquí te digo; se acerca, le coge las manos, casi con violencia, no seas así, y entonces ve la sangre manando de sus ojos, manchando sus manos, está llorando sangre, él pega un grito y retrocede un par de pasos y entonces ella sonríe al ver su cara de pánico, siempre pasa igual, estos idiotas se asustan nada más ver un poco de sangre, qué idiotas todos.
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