La ciudad de los inmortales
La novedad prima sobre cualquier otra cualidad en la blogosfera. Este post, por diversas razones, nace viejo y casi moribundo: recoge algo aparecido en BLDGBLOG hace la friolera de cinco días. Una eternidad en el mundo 2.0. Pero no querría dejarlo pasar:
1) Michelle Lord recrea en su proyecto "City of the Inmortals" la milenaria y secreta ciudad que Marco Flaminio Rufo, tribuno militar de Roma y protagonista del relato de Jorge Luis Borges "El inmortal", encuentra en su periplo a través del desierto.
Borges: "Emergí a una suerte de plazoleta; mejor dicho, de patio. Lo rodeaba un solo edificio de forma irregular y altura variable; a ese edificio heterogéneo pertenecían las diversas cúpulas y columnas. Antes que ningún otro rasgo de ese monumento increíble, me suspendió lo antiquísimo de su fábrica. Sentí que era anterior a los hombres, anterior a la Tierra. Esa notoria antigüedad (aunque terrible de algún modo para los ojos) me pareció adecuada al trabajo de obreros inmortales. Cautelosamente al principio, con indiferencia después, con desesperación al fin, erré por escaleras y pavimentos del inextricable palacio. (Después averigüé que eran inconstantes la extensión y la altura de los peldaños, hecho que me hizo comprender la singular fatiga que me infundieron.) Este palacio es fábrica de los dioses, pensé primeramente. Exploré los inhabitados recintos y corregí: Los dioses que lo edificaron han muerto. Noté sus peculiaridades y dije: Los dioses que lo edificaron estaban locos. Lo dije, bien lo sé, con una incomprensible reprobación, que era casi un remordimiento, con más horror intelectual que miedo sensible."
"A la impresión de enorme antigüedad se agregaron otras: la de lo interminable, la de lo atroz, la de los complejamente insensato. Yo había cruzado un laberinto, pero la nítida Ciudad de los Inmortales me atemorizó y repugnó. Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin. En el palacio que imperfectamente exploré, la arquitectura carecía de fin. Abundaban el corredor sin salida, la alta ventana inalcanzable, la aparatosa puerta que daba a una celda o a un pozo, las increíbles escaleras inversas, con los peldaños y balaustrada hacia abajo. Otras, adheridas aéreamente al costado de un muro monumental, morían sin llegar a ninguna parte, al cabo de dos o tres giros,en la tiniebla superior de las cúpulas. Ignoro si todos los ejemplos que he enumerado son literales; sé que durante muchos años infestaron mis pesadillas; no puedo saber ya si tal o cual rasgo es una transcripción de la realidad o de las formas que desatinaron mis noches. Esta Ciudad (pensé) es tan horrible que su mera existencia y perduración, aunque en el centro de un desierto secreto, contamina el pasado y el porvenir y de algún modo compromete a los astros. Mientras perdure, nadie en el mundo podrá ser valeroso o feliz. No quiero describirla; un caos de palabras heterogéneas, un cuerpo de tigre o de toro, en el que pulularan monstruosamente, conjugados y odiándose, dientes, órganos y cabezas, pueden (tal vez) ser imágenes aproximativas."
(El extracto del relato está tomado de aquí)
2) ¿Tiene sentido dar forma material a una especulación literaria, a una creación fantástica que pertenece más al plano de la metáfora o del sueño que al de la arquitectura? ¿No anula esta representación las infinitas posibilidades que las palabras de Borges pueden provocar en la imaginación, reduciéndolas a una única y necesariamente insuficiente interpretación? No hay que ser tan negativo: la recreación se ha realizado aquí con cuidado y sensibilidad, las imágenes son muy sugerentes. Disfruto viéndolas. Es tan sólo una de las miles de visiones posibles de la terrible ciudad de los inmortales. Aunque, como no podía ser de otra manera, no es mi ciudad de los inmortales.
3) Al ver la obra de Michelle Lord, me vienen a la mente al instante las "Ciudades Invisibles". ¿Sería capaz la artista de hacer algo semejante con la obra de Calvino? Vierto con mi inglés torpe este pensamiento en los comentarios de BLDGBLOG. Al poco me sorprende la respuesta de la propia Michelle: 'Invisible Cities' is a future project I'm currently envisaging...can't wait to explore this text in plastic dimensions, in particular Thin Cities. Pequeños detalles como éste son los que hacen a uno adorar la blogosfera.
4) Una anotación rápida sobre la inmortalidad y sus efectos secundarios: para Borges, la vida eterna anula la individualidad del ser humano: en un plazo de tiempo suficientemente extenso, una persona habrá experimentado todas las posibilidades, asumido todos los roles. Un hombre será necesariamente todos los hombres. La personalidad es un mero accidente; un atributo circunstancial que se diluye con el tiempo. Traslademos esta idea al ente infinito por excelencia, Dios. ¿Puede un ser que no tiene ni principio ni fin, que siempre ha existido, adoptar una identidad concreta? ¿Le cabe otra opción que no sea asumir todas las posibilidades, diluirse en su propia creación? Dios sería todos los hombres, pero también todos los animales, las plantas, las piedras, las motas de polvo. El fuego y el árbol. Esta manzana a la que estoy a punto de hincarle el diente.
3 Comentarios:
Estupenda anotación; yo añadiría más preguntas: ¿y ese hombre, todos los hombres o Dios… cómo podría actuar? Porque actuar supone una deliberación y una elección que es, necesariamente, una limitación entre posibilidades… ¿A que se dedicaría ese ser? ¿a autocontemplarse?
Mmmm... Imagino que para un ser absoluto, infinito, el propio concepto de "actuar" pierde sentido. Simplemente "es".
Aunque si lo vemos desde una óptica panteísta, dios sería en definitiva la suma de todo lo que existe, por lo que podría actuar en la medida en que lo hicieran los seres que forman parte del universo. Los hombres, los animales, los objetos inertes, no son más que manifestaciones de dios: cuando actúan, dios actúa a través de ellos.
Se daría la paradoja de que si un hombre mata a otro hombre, dios sería al tiempo asesino y víctima.
Creo que esta visión de dios y del universo es opuesta a la idea de que dios tenga una conciencia unitaria, es decir, un nivel de conciencia por encima de la conciencia individual de los seres vivos. Dios, como ente absoluto, global, no piensa: su conciencia está fragmentada en las mentes de los hombres.
Ahora recuerdo que alguien, creo que perfectamente ajeno al mundo de la religión, dijo que los hombres no son más que el instrumento que han desarrollado los átomos para poder contemplarse y conocerse...
Nos hemos metido en un berenjenal, Juanjo: este comentario puede derivar en una especulación prácticamente infinita... XD
Recuerdo que leí el Aleph cuando tenía catorce años, y era un hueso mas grande de lo que podía morder, jeje, pero el Inmortal me dejó cierta huella y me trastocó el concepto adolescente de inmortalidad como algo "deseable". Genial lo del instrumento de los átomos, me lo apunto...;)
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